Puse la camisa del revés, marqué el tamaño con la funda vieja.
Cosí y aproveché el abotonado para meter el relleno.
Y bueno, nunca me darían el premio a la funda más bien hecha del mundo... pero me he quitado una prenda de las de "me caes bien... pero no." y he sustituído una funda de cojín que daba ya penica.
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